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TH n°120 PRISCILLIEN UN CHRÉTIEN NON CONFORMISTE. Doctrine et pratique du priscillianisme du IVe au VIIe siècle

TH n°120 PRISCILLIEN UN CHRÉTIEN NON CONFORMISTE. Doctrine et pratique du priscillianisme du IVe au VIIe siècle

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Date d'ajout : vendredi 17 juin 2011

par Luis �lvarez Guti�rrez

HISPANIA SACRA 127-1, 2011

Luis Álvarez Gutiérrez , Investigador emérito del Instituto de Historia del CSIC

Todo un siglo ha tenido que pasar, para que la siempre fértil historiografía francesa vuelva a deparamos otra novedosa monografía sobre el controvertido tema de Prisciliano y el de las doctrinas y prácticas ascéticas, asociadas a su nombre, que se difundieron en la península ibérica yen Aquitania a lo largo de los siglos IV al VI.
Justo, cuando se cumplían cien años de haberse publicado por la la obra de Ernest-Charles Babut (1875-1926)1, Beauchesne sacaba a luz, en octubre de 2009, esta obra de S.J.G. Sanchez.
Si la aparición del libro de Babut supuso un importante cambio en el enfoque dado al estudio de las ideas de Prisciliano y de sus seguidores, otro tanto cabe decir de la que acaba de salir a cargo de un investigador francés, antiguo alumno de la Escuela Bíblica de Jerusalén, doctorado en historia del cristianismo antiguo por la Universidad de París IV-Sorbona y, actualmente, miembro del Instituto de Investigación para el Estudio de las Religiones (I.R.E.R.) y de la Asociación, para el Estudio de la Literatura Apócrifa Cristiana (A.E.L.A.C).
Con aquella monografía del malogrado E.-Ch. Babut, muerto en las trincheras de la I Guerra Mundial, se ampliaba una nueva vía en las investigaciones priscilianistas. Si, hasta entonces, el pensamiento de Prisciliano y sus seguidores había sido presentado a la luz de las fuentes antipriscilianistas, que lo acusaban de heterodoxo, Babut, siguiendo los pasos de su correligionario, el alemán Friedrich Paret, profesor de Teología evangélica en la Universidad de Tubinga,2 lo analiza sobre la base de los Tratados de Würzburg, atribuidos a Prisciliano, descubiertos, hacía poco, por el alemán Georg Schepss (1852-1897) en la biblioteca universitaria de dicha ciudad.
Publicados en Viena, el año 1889, en la conocida colección del Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, n° 18, cuentan con traducción a varias lenguas modernas, incluida la española a cargo de Bartolomé Segura Ramos3. Su lectura permitió a Babut, al igual que a su predecesor, poner en tela de juicio la supuesta heterodoxia de Prisciliano y presentarlo como un reformador, objeto depersecución por parte de los poderes constituidos.
S. J. G. Sánchez avanza en este camino. Quiere superar la dicotomía, ortodoxia/heterodoxia, referida a Prisciliano, y se propone situar su pensamiento y el de sus secuaces en un contexto doctrinal más amplio, relacionado con el maniqueísmo y el gnosticisf!lo contemporáneos
En este sentido, su monografía se inserta en la línea de investigación abierta por el británico Henry Chadwick, a finales de los años setenta del siglo pasado.1 Como el mismo Sánchez confiesa, al escribir su obra, que se basa en su tesis doctoral, se propone abordar, de manera sistemática, "la influencia del maniqueísmo y de las corrientes gnósticas sobre el priscilianismo", añadiendo que su principal aportación consiste en "contrastar los trabajos de los especialistas sobre el maniqueísmo con los de los estudiosos del priscilianismo" (13).
Tarea, que desarrolla en cinco amplios capítulos y en una "Conclusión", inusual mente extensa (426-450). Curiosamente, la conclusión y cada uno de los capítulos están divididos en tres secciones; a su vez, a excepción de dos en el capítulo segundo, las secciones se subdividen en tres apartados. En el primer capítulo, al autor intenta recomponer los hechos, que conforman la historia del movimiento en el transcurso de los años del 345/350, fecha probable del nacimiento de Prisciliano, hasta el 572, última referencia documental al priscilianismo, contenida en un canon del segundo concilio de Braga.
El segundo está dedicado a la relación y análisis de las fuentes.
Distingue tres tipos de fuentes: las directas, que diferencia en priscilianas -las del propio Prisciliano y las de sus discípulos más directos- y las priscilianistas -las de sus continuadores-; las indirectas, procedentes de los escritos antipriscilianos; y las relacionadas con el maniqueísmo y gnosticismo.
En el capítulo tercero se ocupa del análisis doctrinal del movimiento en torno a tres grandes temas: aspectos trinitarios; cuestiones cosmológicas y antropológicas; cuestiones de astrología, demonología y angelología.
En el cuarto pasa revista a las lecturas, que alimentaron su pensamiento: son básicamente bíblicas, seguidas por los libros apócrifos, a los que era aficionado; y señala las reminiscencias de su formación académica, de la que derivan resabios neoplatónicos, autores clásicos y textos de Hilario de Poitiers.
En el quinto capítulo se interesa por las prácticas religiosas del movimiento, desde las de carácter sacramental y ascético hasta las ocultistas y las comunitarias. En la que denomina conclusión, Sánchez aborda cuestiones sociológicas y heresiológicas referidas a Prisciliano y el priscilianismo.
Al final de su larga y sólida disertación, el autor concluye que Prisciliano fue "un cristiano no conformista denunciado por adversarios obstinados, que lo empujaron a la disidencia" (449). Deja abierta la puerta a interpretar el inconformismo de Prisciliano como una forma de esoterismo cristiano.
En cuanto a su pensamiento y prácticas, Sanchez parte de la idea de que Prisciliano, más que un teólogo, era un asceta. Los considera de raíz bíblica y, básicamente, conformes a la doctrina cristiana de la época, aunque no faltan expresiones y términos de sabor gnóstico o maniqueo, que puedan ponerle al margen de la ortodoxia. Estima, por último, que los priscilianistas de los siglos V y VI radicalizarón ciertos aspectos doctrinales y prácticos del priscilianismo primitivo.
El núcleo central de su exposición está precedido por un prólogo, con breves anotaciones a la historiografía francesa sobre el particular, y una introducción, con sus objetivos al emprender la elaboración de este trabajo. El aparato crítico, en el que abundan las notas, numeradas por capítulos, lo completa con cuatro anejos, donde disecciona las fuentes y la bibliografía concerniente a los estudios sobre el priscilianismo, el maniqueísmo, el gnosticismo o el hermetismo. Una bibliografía selectiva, donde la historiografía española tiene amplia presencia con los nombres, entre otros, de José Ma. Blázquez Martínez, de la Universidad Complutense de Madrid, María Victoria Escribano Paño, de la Universidad de Zaragoza, Andrés Olivares Guillem, de la Universidad de Valencia, o Francisco Javier Fernández Conde, de la Universidad de Oviedo, de quien cita su reciente ensayo.1 Para una historiografía y bibliografía más detalladas remite a una página suya colgada en la red: http://sjgsanchez.free.fr. Lo acompaña con un cuadro cronológico, a dos columnas, donde simultánea los hechos más importantes de la historia del priscilianismo con los acontecimientos políticos y literarios de mayor relieve; y con un glosario, donde explica sucintamente los términos, que designan las diversas corrientes de pensamiento, desde el apolinarismo a Zoroastro, a las que hace referencia a lo largo del libro.
Cierran el libro tres índices. Uno, con los nombres y semblanzas de personajes, relacionados, de una manera u otra, con Prisciliano y su movimiento.
Otro recoge los textos bíblicos, apócrifos, patrísticos y clásicos, jurídicos, conciliares o decretales, gnósticos, maniqueos, priscilianos y priscilianistas, manejados en el transcurso de la exposición. Un tercero, con los nombres de los autores modernos, cuyas obras son citadas.
Un mapa de la península ibérica, al final del libro, sirve para localizar geográficamente los lugares, donde tuvieron lugar los hechos más relevantes de aquel fenómeno religioso, al par que sociológico y político.
Se trata por tanto de una monografía, que reúne todas las condiciones de una investigación sólida y concienzuda, con dominio de las fuentes y de la bibliografía atinentes al caso. Supone una puesta al día de cuantas aportaciones científicas se han hecho en torno aun cuestión tan controvertida y sugiere nuevas líneas de investigación en torno a la naturaleza y significado de un fenómeno religioso, que agitó la ya de por sí convulsa época tardoimperial, que comenzaba a ser oficialmente cristiana. Obra de gran interés para la historia peninsular ibérica, sólo resta darle la bienvenida al mundo de la letra impresa y esperar que no tarde en ser traducida al español.

1. Priscillien et le priscillianisme, París, Librairie Honoré Champion, 1909, 328 páginas
2. Priscillianus, ein Reformator des 4. Jahrhunderts. Eine Kirchengeschichtliche Studie, zugleich ein Kommentar zu den erhaltenen Schriften Priscillian's, Würzburg, A. Stuber's Verlagsbuchhandlung, 1891, 302 páginas.
3. Prisciliano, Tratados y cánones, preámbulo, traducción y notas, Madrid:
Editora Nacional, Biblioteca de visionarios, heterodoxos y marginados, n° 1, 1975
4. Priscillian of Avila. The occult and the charismatic in the Early Church (Oxford: Clarendon Press, 1976, traducción de José Luis López Muñoz, Madrid, Espasa-Calpe, 1978.
5. Prisciliano y el priscilianismo. Historiografía y realidad, Gijón. Ediciones TREA, S.L., 2007,112 páginas.


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