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TH n°119 PROPHÈTE DES TEMPS DERNIERS. JÉRÔME COMMENTE DANIEL

TH n°119 PROPHÈTE DES TEMPS DERNIERS. JÉRÔME COMMENTE DANIEL

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Date d'ajout : mercredi 08 février 2012

par CARTHAGINENSIA Instituto Teologico de Murcia

CARTHAGINENSIA, Instituto Teologico de Murcia, vol. XXVII, julio, diciembre, 2011, n° 52


El Comentario al libro de Daniel (In Danielem) de Jerónimo, el maestro de la exégesis latina, es del año 407, es decir de la etapa en la que había comentado todos los doce profetas menores, y cuando la edad avanzaba le exigía mayores esfuerzos, para afrontsar el comentario exegético a los profetas mayores. Daniel es un libro hagiográfico en el canon hebreo, pero en los LXX forma parte de los Profetas, y entre ellos 10 comenta Jerónimo, cuando su método es más riguroso, tiene en cuenta el texto hebreo y el griego, comenta las variantes, comenta literalmente, y da cabida a tradiciones rabínicas en su comentario. Al comentario de Daniel [Régis COURTRAY, Prophète des temps derniers. Jeróme commente Daniel. París, Beauchesne Éditeur, 2009. 508 pp. (Théologie historique, 119).] dedica el prof. R. Courtray su estudio publicado en 2009 que aquí comentamos. El texto completo y la traducción española del In Danielem pueden ser leídos y estudiados en la edición bilingüe de las Obras completas, publicada por la BAC [SAN JERÓNIMO, Obras completas Vb. Comentario a Ezequiel (libros IX-XIV).Comentario a Daniel, trad., introducción y notas de Hipólito-B. Riesco Álvarez. Madrid, BAC Normal 662, 2006, pp. 540-757.], con el texto latino de la edición Corpus Christianorum, LXXXVA Turnhoult, 1964.
El libro de Daniel ha sido comentado por los Padres de forma total o parcial, como indica en p. 9, y en algunas de las obras, autores como Hipólito, Metodio o Apolinar de Laodicea, habían aceptado que el autor del libro era Daniel, el profeta por lo tanto un personaje histórico, contra el mismo Porfirio (Adversus christianos), contra el que escribe Jerónimo, pues Porfirio en su libro XII había negado que el autor fuera Daniel, afirmando que había sido escrito por un autor de la época de Antíoco IV Epífanes (ca . 164 a. C.), como después, a partir del siglo XVIII, muchos autores modernos y contemporáneos han mantenido, proponiendo una autoría múltiple, incluyendo a Daniel como posible autor (cf. pp. 16-17). Así que esos puntos, la autoría, la fecha de composición y la interpretación histórico-literal es lo que Jerónimo tiene en menté al escribir su comentario en un solo libro, o en tres libros según el texto de la edición citada, más un cuarto titulado De Antichristo in Danielem (cf. p. 18), que probablemente fue compuesto antes del comentario (cf. p. 27) Y un complemento titulado De Susanna (In Dan. N), donde dice Jerónimo « Expositis, ut potui, quae in Danielis libro iuxta henraicum continentur, ponam breuiter quid Origenis ... », indicando que para los caps. 13 y 14 de Daniel se sirve del comentario del Alejandrino. Son datos que nos ponen sobre el aviso de lo difícil que es entender el proceso de composición seguido por Jerónimo.
Sobre el modo de trabajar Jerónimo en este comentario investiga el Prof. Courtray, no sólo recordando que su composicion fue rápica y buscando la brevedad, pero con informaciones de tipo histórico, de ahí las citas del mismo Profirio y de Orígenes, o de las versiones griegas,Aquila, Simmaco y Teodoción, sobre todo este último más compelto en su versión griega, las versione siriacas, lo ue nos lleva al texto que le sirvió de base y de las fuen­tes que le sirviéron de apoyo, clásicas, cristianas, judías (p.19), así como al método exegético adoptado. Son las divisiones internas del estudio, en cinco densos apartados que describimos a continuación.
La primera parte, de aproximación al Comentario, estudia la fecha y las circunstancias de la redacción (cf. pp. 23-29) sin novedades sobre 10 adquirido y exponiendo el contexto histórico de Jerónimo (pp. 24-25), con la amenaza sobre Roma de Alarico (muerto en 410 de malaria) y Radagaise, la ejecución del general Estilicón en el 408, que daba a la lectura del libro de Daniel un significado especial con sus visiones y combates, sobre todo la visión del coloso de los pies de barro. Sobre el prólogo, con la traducción del texto (pp. 30-41) y sobre la composición del comentario (pp. 42-61), en los que Jerónimo sigue la tésnica escolar de los prólogos pero en este caso contra Porfirio, como hemos indicado, en sentido polémico y por eso la defensa de la autenticidad de Daniel (p. 35) con referncia a comentarios que Jerónimo vería en Palestina (de Eusebio de Cesarea, Apolinar de Laodicea, Metodio de Olimpo) y la canonicidad del libro (p. 38s) y contra Rufino que le había atacado por la versión de Daniel, la historia de Susana y el cántico de los tres jóvenes, además de indicar que no comentará todas las palabras sino sólo las oscuras, las que describen las visiones (p. 40,42). Nos da una descripción de los doce mss (pp. 44-49) y la tabla de comparación con la edición de F. Glorie (Corpus Christianorum), cf: pp. 50-55 que no dan una organización precisa del comentario tal como Jerónimo lo pensó. El comentario divido en libro tiene su base en los mss Ay D (cf. p. 55) y en el testimonio de Casiodoro, que así lo afirma habñando de tres libros, aunque también se dividió según algunos manuscritos en visiones (cf. p. 59-61).
La segunda parte del estudio está dedicada a estudiar el texto de Daniel usado por Jerónimo (pp. 63-128) no sólo por la diferencia entre el texto hebreo y arameo y el griego, sobre todo la versión de Teodoción que era leída en la Iglesia, aunque recuerda que Orígenes la editó con los signos críticos, sino que Jerónimo se refiere a otras versiones griegas,de Aquila y Simmaco (p.63-72) y al uso del texto hebreo y de las enseñanzas de maestros hebreos (p. 74-79) como indica la tabla cronológica de p. 80. El texto usado en el In Danielem, se ve en los lemma usados al comienzo, que procede de los LXX, pero se sirve del hebreo y de las otras versiones para corregir y precisar el texto, aunque ofrece solo una versión traduciendo del hebreo (cf. p. 85) Y remitiendo a Teodoción para las partes que faltan en eltexto hebreo. Es el examen que ofrece en las pp. 86-102 con diferentes lemmata, y las conclusiones de p.104ss en las que conc1uye que sigue en su mayor parte la traducción suya del texto hebrep-arameo. As cuestiones relativas a la posición de Daniel en el canon son abordadas en las pp. 116-12~.
Las fuentes de Jerónimo en el comentario (parte tercera, pp. 129-287) e sun detallado estudio sobre el comentario y sus condiciones, cómo lo elaboró dictándolo a un amanuense o taquígrafo (p. 132ss) y las obras consultadas, sobre todo la obra contra la que escribe, el tratado Contra Christianos de Porfirio y las menciones que hace Jerónimo (cf. pp. 143-148) que obtiene un puesto singular en el comentario, sobre todo porque Jerónimo combate las interpretaciones alegóricas que Porfirio da de Daniel, en la sección del Anticristo sobre todo (cf. pp. 1571-63). Pero hay también fuentes cristianas citadas por Jerónimo, como ya hemos mencionado (cf. pp. 164-230) Y que el mismo Jerónimo cita en In Dan 3,12,13 (cf. edición BAC 662, p. 748) Eusebio de Cesarea, Apolinar de Laodicea, Metodio, y siendo Jéronimo un admirador de Orígenes, aparece también en este estudio;se afirma la presencia de Hipólito (pp. 171-184) con sus divergencias (pp. 184-1889, de Orígenes (pp. 189-219) no sólo en las citas de la obra perdida Stromatéis sino también en las referencias a Daniel que hace el Alejandrino y Jerónimo cita, y la influencia indirecta o la presencia implícita del pensamiento de Orígenes (pp. 204-211), aunque hay pasajes que es difícil entender como refemcias s Orígenes (pp. 211-219).
Otras influencias presentes en el comentario de Jerónimo son las de Victorino de Petovio, de quien ya había utilizado el Comentario al Apocalipsis y las opiniones sobre el milenarismo (en estas influencias está presente Hipólito), que es alo que aquí se réfiere el autor (cf. pp. 220-225). También aparece teodoreto de Ciro autor de un comentario a Daniel (PG 81 ,1256C-1545A) que presentaría alguos paralelos con el de Jerónimo, pero recortando que Teodoreto escribe su comentario literal e histórico en el año 433 lo que le aleja de una influencia de Jerónimo, pero podría refe1jar alguna fuente común (cf. pp. 226-230). Respecto de las fuentes judías (pp. 231-260) se refeire no sólo a las tradiciones exegéticas judías, sino a precisiones de orden filológico, histórico, cultural, cronológico que permiten aclarar el texto bíblico. No obstante aparecen también críticas y rechazo de interpretaciones judías (cf. pp. 234-235). Pero la presencia de referncias explícitas se completa con otras'que implícitas (p. 254) indican proximidad en la interpretación de los reinos de las visiones de Dan 2 y 7. Como ejemplo de la presencia de fuentes el capítulo de dicado a la interpretación de la setenta semanas Dn 9,24-29 (cf. pp. 261-281) con tabla y gráficos para comparar las opiniones de Julio Africano, Eusebio de Panfilia, Hipólito, Apolinar de Laodicea, Clemente, Tertuliano, la referencia a dos tradiciones judías de Jeróñimo, para interpretar las semanas de años y los reyes o emperadores.
La cuarta parte del estudio se dedica a desentrañar el comentario de Jerónimo (pp. 288-388), dividida en dos capítulos que recorren tanto la propuesta de propia de Jerónimo de 10 que es un comentario bíblico (pp. 293-310) como en concreto el dedicado a Daniel (pp. 311-388), destacando que Jerónimo no sólo hereda un género literario de su preceptor Donato, pero también de Cicerón, de Salustio, Terencio, Virgilio, de los predecesores cristianos que ha frecuentado en Antioquía, Constantinopla, Alejandría, donde había escuchado o estudiado la Biblia con Aolinar de Laodicea, Gregorio de Nacianzo (Orígenes), Dídimo el Ciego. La aplicación de las enseñanzas recibidases patente en el In Danielem donde el análisis del léxico está sometido a la « brevedad » y a los « intervalos », es decir a una selección de versículos pero no del texto en su conjunto como había hecho en los comentarios a los profetas menores. El sentido de la Escritura es sobrte todo literal e histórico, aveces con enumeración de opiniones como en las setenta semanas, pero también hay interpretación tipológica de Dn 11 ,21­12,13. Pero en general es de tipo literal (pp. 351-357), aunque no deja de estar presente el vocabulario de la interpretación espiritual (pp. 358-369) al episodio de la piedra desprendida de la montaña que destruye la estatua, interpretada como el Salvador y Señor, Cristo o en la escatología en cuanto Cristo será Juez de todos los hombres y el motivo del Anticristo y de los herejes (infieles). A la profecía dedica un apartado de gran interés (pp.370­388) en las dos formas que describe (visio / somnium) cuyo contenido es « mysterium » (sacramentum), o describiendo con detalle las características de la profecía (pp. 378-385).
La quinta parte (pp. 389-437) expone el sentido de la historia, no sólo por el contexto histórico en que se desarrolla la interpretación histórica y literal del comentario, sino por ls implicaciones inmediatas (cí. pp. 393­394) sobre el imperio romano y su fin, o su crisis, o el fin del mundo, sino porque propone una periodización de la sucesión delos imperios que aplica a griegos y romanos (pp. 397ss) en su lectura de Dn 2 y 7 (cí. p. 405 tabla) que no sólo es objeto del comentario a Daniel sino que aparecía ya en los demás comentarios (cf. p. 413s) y se apoya en las funtes que ha analizado, tanto judías como cristianas (cf. p. 416ss). El tiempo final, con la venida del Anticristo, vuelve en el comentario a la polémica con Porfirio y a su lectura diferente de Daniel. El Anticristo tiene su typos en Antioco y será el signo del final del mundo, previo a la venida de Cristo que vendrá a ins­taurar su reinado y a juzgar al hombre, separación de justos y pecadores, resurrección de los muertos, una vez destruido el poder del Anticristo por el soplo del Salvador (cf. 431ss). Pero no quiere decir que el fin del mundo sea inminente.
Concluye el autor diciendo que el comentario de Jerónimo es de gran interés, no sólo porque en su comentario sigue su forma habitual, comenta el texto, lo explica y aclara con ayuda de la filología y de las versiones antiguas, o porque comenta y critica el texto perdido de Porfirio (a pesar de que a veces se equivoque o falte a la objetividad) y por las fuentes cristianas indicadas con claridada por el Prof. Courtray y también por su método reducido respecto de otros comentarios, pues propone la lectura eclesial de su tiempo / y critica la lectura de Porfirio), sino por su defensa del caráder profético del libro, su sentido histórico y escatológico, según la Iglesia : Esta lectura histórica que propone Jerónimo está bien delineada en la exposición del Prof. Courtray, aplicada a la situación de Roma y su debilidad, que en el 410 se verá sometida en el asedio de Roma (será el último imperio).
Pero habña también de la segunda venida de Cristo y esta interpretación que habla de un imperio eterno del Hijo del hombre para entregarlo a Dios (Anciano de días). Será un comentario de gran influencia en la interpretación de Daniel. El estudio termina con una bibliogafía copiosa; índices de autores antiguos y modernos, y de las obras de Jerónimo y de las referencias del In Danielem. Hay que felicitar al autor por este estudio tan exhaustivo y claro de la obra de Jerónimo y felicitar a la Editorial por estas excelentes aportaciones al conocimiento de los Padres.


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