REVUE : MAYEUTICA n° 81/2010

Una de las figuras más apasionantes en la edad tardo antigua es la del obispo herético Prisciliano. Su doctrina y su movimiento causaron una gran conmoción en su momento, y los ecos de su pensamiento provocaron respuestas en diversas partes del mundo' entonces conocido. El mismo san Agustín, invitado por Pablo Orosio, escribió una obra contra los priscilianistas y en su catálogo de herejías los incluirá también. La obra que presentamos es una monumental obra monográfica sobre este personaje, su movimiento, su doctrina y los efectos de la misma. A pesar de ser un tema esencial dentro de la historia del pensamiento y de la misma historia de la Iglesia, son pocos los estudios dedicados exclusivamente a este tema. Es verdad que en francés existía la obra monumental de E.-C. Babut, Priscilien et le priscilianisme; pero esta obra no sólo se encuentra lejos ya en el tiempo (fue editada en 1909) y en las posibilidades de acceso a la misma, sino sobre todo en lo que respecta a las últimas investigaciones y descubrimientos sobre este tema. Por ello la obra de este autor es sumamente oportuna, pues ofrece una visión completa sobre el personaje de Prisciliano y su movimiento, haciendo una interesante lectura e interpretación de las fuentes, tanto antiguas como contemporáneas, para devolverle al lector la figura de un Prisciliano vivo en medio de las diversas polémicas que su persona y su doctrina suscitó.

De este modo, la primera parte de esta monumental obra está dedicada a la presentación del personaje a partir de las fuentes históricas que tenemos, haciendo una valoración equilibrada de las mismas y dándole al lector una visión completa de los diversos avatares de la vida de este controvertido personaje. Se analiza también el papel que jugaron en esta cuestión tanto el estado como la Iglesia, y el desarrollo regional del priscilianismo. La segunda parte es un interesante examen de las fuentes del priscilianismo, tanto las fuentes directas, como las fuentes indirectas, así como la necesaria confrontación del priscilianismo con el maniqueísmo y el gnosticismo en sus diversas fuentes, particularmente en los así llamados Tratados de Würzburg. De mayor peso, si cabe, es el tercer apartado de la obra en el que se expone con claridad y con fundamento en las fuentes, la doctrina del movimiento, señalando sus aspectos trinitarios, los elementos antropológicos y cosmológicos, y finalmente, como sucede en el maniqueísmo y en el gnosticismo, se exponen su angelología y demonología. El cuarto apartado de la obra está dedicado al plan cultural del priscilianismo, destacando la importancia de los apócrifos dentro del movimiento, así como el valor que le daban a los autores clásicos y al neoplatonismo.

El último apartado de la obra está dedicado a hacer un retrato de la conducta religiosa del movimiento en su vida cotidiana. De este modo se nos devuelve una imagen viva del movimiento al conocer sus prácticas cristianas y ascéticas, sus prácticas ocultas y esotéricas, así como ,,su uso de la magia y la adivinación, y finalmente sus prácticas comunitarias, en donde es de un singular interés el papel que jugaban las mujeres dentro de las comunidades priscilianistas. Se proporcionan al lector, asimismo unos interesantes anexos en donde se ofrece una muy completa y organizada bibliografía sobre el priscilianismo, su doctrina y sus repercusiones. Finalmente la obra ofrece los acostumbrados índices de nombres de personas, así como de fuentes antiguas y modernas.

En conjunto podemos decir que se trata de una obra excelente y que es ya sin duda una obra definitiva en lo que se refiere al priscilianismo y que de seguro será una fuente en la que se inspiren futuras investigaciones. Una obra pues excelente y muy recomendada para los es· tudiosos de la historia de la Iglesia, así como de la patrística y de la historia de la teología y de la cultura.